
Juan 6,24-35
Ciclo B - 18º dom Tiempo Ordinario
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A Jesús le iba siguiendo una
muchedumbre impresionada. Había sido capaz de alimentarlos, de repartir el pan
y saciar su hambre como nadie hacía. Los ricos y poderosos de su tiempo no
estaban dispuestos perder su tiempo o sus bienes en alimentar a los pobres y
marginados. Una gran muchedumbre vivía olvidada y los fuertes no iban a ser los
que atendieran su necesidad (ni siquiera las migas que sobraban de la mesa de
los ricos subsanaría tanta escasez)
Así es que, según nos cuenta el
relato bíblico, "cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos
estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún" en su búsqueda. Los
inconvenientes de ir detrás de Jesús se superaban con la confianza de que él
hacía posible todas las cosas. Él era capaz de atender sus penurias y dar una
respuesta ante tanta miseria y desgracia. Y es así como Jesús les responde
"me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan
hasta saciaros".
Pero Jesús habla de un alimento
diferente. Su intención es despertar una necesidad común y por muchos olvidada.
El hambre de una vida nueva y definitiva que sostiene por entero a la persona y
la libera. Jesús se presenta como alimento que no se agota y que sacia este hambre
de VIDA, Jesús se presenta como alimento que Dios envía para dar vida al mundo;
." Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de este pan."
¿Qué necesidad provoca en mi
escuchar la Palabra de Dios?
¿Qué hambre despierta Jesús en mi
historia personal?
¿Cómo sacio mi hambre de esta
vida definitiva?