domingo, 26 de abril de 2015

Yo entrego mi vida para poder recuperarla

En aquel tiempo, dijo Jesús: "Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que al Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre." 
Juan 10,11-18
Ciclo B - 4º dom de Pascua
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domingo, 19 de abril de 2015

Mirad mis manos

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros." Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo." Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: "¿Tenéis ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse." Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto." 
Lucas 24,35-48
Ciclo B - 3er dom de Pascua
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domingo, 12 de abril de 2015

Paz a vosotros

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre. 
Juan 20,19-31
Ciclo B - 2º dom de Pascua
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Con Jesús comienza una nueva creación. En el libro del Génesis veíamos como Dios va organizando el caos inicial, haciendo que lo que existe se relacione desde el equilibrio y la bondad ("y vio Dios que todo era bueno"). Todo tiene sentido, todo apunta a la construcción de una realidad nueva para que el ser humano pueda habitar y poblar la tierra entera.
Jesús aparece en medio del miedo y del caos, de la oscuridad y el sinsentido "Al anochecer de aquel día", aparece para iniciar un tiempo nuevo, una creación nueva y definitiva "el primer día de la semana", donde instaurar un equilibrio que libere del miedo y de la oscuridad en las que se encuentran los que habían sido sus amigos y seguidores "estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos". La pretensión de Jesús es devolver a las personas su centro y unicidad, su paz y su esperanza para vivir gozosamente.

Jesús no parte de situaciones privilegiadas, de poder, de fuerza, de éxito, de seguridad y autosuficiencia. Jesús no espera que nuestros caminos se enderecen o que nos levantemos de las caídas y desesperanzas para hacerse presente. En medio del miedo y del no saber hacia donde caminar se presenta a sus amigos, los que están encerrados porque temen su destino "Y en esto entró Jesús, se puso en medio". Se puso en medio de la indecisión, de la mediocridad, de la falta de valor, de la cobardía y la oscuridad para llenar de luz y sentido con su presencia, para devolver la esperanza y acoger bondadosamente el dolor y la fragilidad de sus amigos "y les dijo: "Paz a vosotros."

Jesús se presenta en medio de la comunidad "Pues donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos" (Mt 18, 20) para llevar una palabra que devuelva la confianza "Como el Padre me ha enviado así también os envío yo." La confianza que Jesús devuelve se adquiere en el acogimiento de esta misión que viene de Dios. Jesús se presenta para recordemos esa ilusión primera que supuso conocerle. Su palabra, su vida, sus acciones nos llenaban el corazón de una alegría inigualable. Pero no basta con el recuerdo de todos aquellos prodigios, no basta con el bienestar que aportan unas palabras hermosas, no basta con esa tranquilidad pasajera que otorga el mirar a un hombre extraordinario. Jesús nos invita a la acción, al compromiso. Jesús devuelve la luz a quien sabe reconocer donde se encuentra y se moviliza enteramente. Jesús devuelve la paz y la confianza a los que no se instalan. Jesús es fuente de sentido y de coherencia para quienes se sienten interpelados a iniciar un camino sabiéndose vulnerables pero profundamente amados.
Las relaciones de amor son bi-direccionales. El amor de Dios hacia nosotros está asegurado, reconocer este don implica necesariamente una respuesta decidida desde cada realidad.

¿Qué aspectos de mi vida necesito que el Señor cuide especialmente?
¿A qué creo que se me envía?
¿Qué situaciones me interpelan y me movilizan a la hora de comprometerme?

domingo, 5 de abril de 2015

Se han llevado del sepulcro al Señor

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto." Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Juan 20,1-9
Ciclo B - Domingo de Pascua
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Jesús resucita, no está en un sepulcro, ni donde no hay vida o no hay sentido.
Jesús resucita, pues era su promesa, y sólo en este punto los que le creyeron pudieron entender la verdadera dimensión de éste que había sido su maestro y su amigo.
Jesús resucita y justo a partir de ese momento toda su vida aparece con un tono diferente, en el que subyace su verdadera naturaleza de Hijo de Dios.
Jesús resucita e ilumina con esta nueva vida todas las vidas, todas las tristezas, todas las soledades en las que los humanos malvivimos.
Jesús resucita y transforma la oscuridad del mal para abrir paso a un nuevo modelo de relaciones y de convivencia desde la bondad y la empatía.
Jesús resucita y con este acontecimiento hace posible que sigamos construyendo su Reino de fraternidad y justicia donde vivir emparentados y dichosos en plenitud.
Jesús resucita y todo lo hace nuevo, su mensaje posible, su alianza real y su misericordia el motivo por el que vivir y dar la vida.

"María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr..." Una de las personas que aparecen en los evangelios más íntimamente vinculadas a Jesús fue María de Magdala. Fue una fiel seguidora y discípula que creyó hasta acompañar a su Señor a la cruz. Poca información tenemos de este personaje bíblico, pero lo que está claro por este texto es que no dejó pasar demasiado tiempo para acercarse al sepulcro de Jesús "fue al sepulcro al amanecer". Probablemente estuvo al acecho discretamente, "cuando aún estaba oscuro", para no levantar sospechas, desde su muerte en la cruz hasta su sepultura. Pero fue testigo de un acontecimiento extraordinario "vio la losa quitada del sepulcro". María había recorrido el camino del calvario con Jesús, había comprobado la mezquindad del juicio al que se le sometió, la crueldad hasta llegar al Gólgota, la violencia de la crucifixión, sus últimas palabras, su último aliento... y allí se quedó. Sólo un poco después frente al sepulcro abierto "Echó a correr...".

La resurrección de Jesús no suponía únicamente el cumplimiento de su palabra. La resurrección de Jesús suponía el cumplimiento del compromiso de sus amigos con Él.
María Magdalena "echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús...". La resurrección de Jesús abre un abismo que da vértigo, que nos hace tomar consciencia de la propuesta que Jesús presenta a la humanidad entera. Y ante este sepulcro abierto es razonable sentir pánico, ganas de correr sin mirar atrás, de confundirse en medio del mundo y de sus cosas. Pero sólo el amor transforma los corazones adormecidos y los convierte y capacita para aventurarse a una vida nueva y abundante. Sólo el amor es capaz de resucitar, de darle la vuelta a las seguridades más instaladas, a las mentalidades más convencionales, a las posturas más conservadoras. Sólo el amor nos infunde el valor para adentrarnos en el sepulcro vacío y resucitar junto con Jesús, abrirnos a una nueva vida en la que abandonarnos y confiar en su cuidado para siempre.

¿Qué me asusta del sepulcro abierto?
¿Qué quiero ver para acoger la grandeza y la responsabilidad de la resurrección de Jesús?
¿Qué necesito acoger en mi vida para comprometerme en la construcción del Reino de Dios?