En
aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el
camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban
hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y
les dice: "Paz a vosotros." Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver
un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas
en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona.
Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como
veis que yo tengo." Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como
no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
"¿Tenéis ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado.
Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo que os
decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de
Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse."
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y
añadió: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los
muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el
perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto."
Lucas 24,35-48
Ciclo B - 3er dom de Pascua
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