En
aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le
contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Venid
vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco." Porque eran
tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se
fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron
marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron
corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar,
Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como
ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Marcos 6,30-34
Ciclo B - 16º dom Tiempo Ordinario
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Unos versículos anteriores a este Jesús envía a sus discípulos de dos en dos para que cuenten lo que han recibido a todos los pueblos y realicen milagros en su nombre. Durante este tiempo Juan el bautista ha sido decapitado por orden de Herodes y sus discípulos recogieron el cadáver dándole posterior sepultura. Acontecimientos muy importantes son los que han sucedido durante este tiempo y, ahora que están reunidos de nuevo lo que Jesús les propone es recogerse con él "Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco." Todo lo que ha ocurrido es importante asimilarlo, ponerlo en conocimiento de la comunidad y meditarlo juntos, presentárselo a Jesús y consolidar sus vínculos de fraternidad.
Pero hay mucha gente esperando un gesto que sane, solicitando una palabra que consuele, buscando una acogida que devuelva la dignidad... hay tantas necesidades, tantas luchas, tantas esperas, tantos dolores que mitigar que los discípulos y Jesús "no encontraban tiempo ni para comer". Y así, en medio de tanto que sanar buscaron un lugar tranquilo donde reposar lo vivido y descansar. Pero a pesar de sus esfuerzos por alejarse los que les reconocieron corrieron y se les adelantaron. Se alejaron en barca a un lugar apartado, pero al desembarcar le esperaba una multitud. Jesús al ver aquello sintió lástima "porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma".
En este sencillo relato de Marcos vemos como Jesús recibe a los discípulos que se habían marchado siguiendo sus indicaciones. Los acoge a su regreso con la intención de retirarse a un lugar tranquilo para descansar de toda aquella andadura y misión. Pero no les resulta fácil aislarse y quedarse a solas. Son muchos los que les siguen, les buscan, se les acercan necesitados y sin tapujos muestran su deseo de estar lo más cerca posible. Como en otros tantos encuentros a lo largo del evangelio, los que no tienen nada que perder o los que lo han perdido todo se acercan a Jesús con todas sus fuerzas. Quizás porque reconocen en el al hombre-Dios que puede restablecer la verdadera humanidad de cada uno. Y así es. Jesús enseña que para él la persona es lo primero, y está por delante de cualquier proyecto, por eso puede cambiar de planes y acoger a los que le solicitan su presencia y cercanía con bondad y compasión para "enseñarles con calma".
Jesús reconoce a los que andan perdidos "como ovejas sin pastor", a los que no tienen un porqué en su vida o un para qué o para quien.
Jesús reconoce a los que han perdido la esperanza y la alegría y se dejan llevar por la monotonía de la rutina y las modas.
Jesús reconoce a los pobres, a los que sufren, a los doloridos, a los ignorados, a los abandonados. Y ve en ellos a los preferidos de Dios, por eso puede cambiar de planes y darles prioridad absoluta (para lo demás siempre habrá tiempo).
Jesús reconoce a los que le buscan. A los que van siguiendo sus pasos en busca de una palabra o de un gesto que confirme que son hijos queridos de Dios y están llamados a vivir en plenitud y a buscar una vida de justicia y solidaridad.
¿De qué manera le presento a Jesús mi vocación y misión?
¿Cómo alienta mi comunidad el envío de cada uno de sus miembros a ser anuncio vivo del evangelio?
¿Cómo respondo ante las necesidades o urgencias que llagan a mi vida cuando no las espero?