
Mateo 24, 37-44
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La enseñanza primera de este evangelio nos dice que estemos en vela "velad, pues no sabéis el día que llegará vuestro Señor". En su traducción griega emplea Mateo el verbo grêgorêo que significa literalmente "estad despiertos" igual que dice Jesús a sus discípulos y con la misma palabra estad en vela en su oración en el monte de los olivos.
Estad en vela, atentos, despiertos, alerta. Tened los ojos abiertos, estad receptivos y dispuestos al que viene. El que duerme no es consciente, no puede percibir la presencia de quien llega, no está preparado para recibir y acoger a nadie.
El que duerme se ausenta, se marcha, abandona. El que duerme no atiende aunque haya quien necesite, aunque haya quien solicite, aunque haya quien reclame. El que duerme no conoce al que vive en la angustia, el hambre, la desnudez, la precariedad de este mundo. Esto es lo que hicieron los discípulos en Getsemaní, en la agonía de Jesús, ante la inminencia de la pasión y muerte.
Lo que Jesús nos pide es que no nos desentendamos de todas aquellas personas que viven el dolor, la angustia y la muerte. Esto es lo esencial. Vivir para servir. Despertar ante la injusticia que vive el hombre y acompañar y sanar y luchar por restaurar toda dignidad perdida. Este es el plan de Dios.